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viernes, 22 de enero de 2010

Archivos secretos vaticanos y tesoros escondidos de la Iglesia

Card. Mejia

Mucho se habló y se habla sobre los secretos de la Iglesia, y algunas películas y comentarios periodísticos se hacen periódicamente eco de leyendas acerca de los archivos secretos del Vaticano. El cardenal Jorge Mejía estuvo a cargo de la Bibioteca y de los Archivos del Vaticano durante muchos años, y conoce este tema de manera muy directa. Por eso, el decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”, presbítero doctor Víctor Manuel Fernández, en un reciente viaje a Roma el pasado mes de abril, conversó con el purpurado argentino acerca de la posibilidad de brindar en Buenos Aires una conferencia ilustrativa sobre este polémico asunto.Archivos secretos

El cardenal Mejía aceptó con gusto la invitación y se mostró dispuesto a informar adecuadamente acerca del funcionamiento de los Archivos secretos y comentar la agradable experiencia de redescubrir textos preciosos, que luego son sacados a la luz a través de publicaciones, facsímiles, etc.

El Pergamino de Chinon es un documento histórico, publicado por Étienne Baluze durante el siglo XVII, en la obra "Vitae Paparum Avenionensis" ("La vida de los papas de Avignon").

Los documentos que sirvieron al tribunal papal para decidir la suerte de los templarios se encuentran en el archivo secreto del Vaticano, y se hallaban extraviados desde el siglo XVI, después de que un archivero los guardase en un lugar erróneo.

El pergamino, que se creía perdido, lo encontró en 2001 Barbara Frale, una joven investigadora italiana que revisaba uno de los miles de estantes de la biblioteca y archivos secretos del Vaticano.

Pergamino de Chinon

Pergamino de Chinon


La noticia de la publicación de "Processus contra Templarios" ha despertado gran interés en Italia, especialmente después de la historia novelada de "El código da Vinci", de Dan Brown.

El archivo secreto del Vaticano definió la edición –que reproduce fielmente los originales conservados– como una obra "monumental", y la iniciativa forma parte de la colección "Exemplaria Praetiosa", que realiza publicaciones con reproducciones exactas y todo lujo de detalles, desde el uso del pergamino a los sellos dorados.

Sobre los templarios se ha escrito mucho y existen diversas crónicas.

Si bien los actos judiciales que se difundieron el 25 de octubre podrán traer a la luz, después de siete siglos, aspectos desconocidos de la enigmática historia, el anuncio de la publicación ya hizo noticia, atrayendo la curiosidad de historiadores, curiosos y de los interesados en adquirir uno de los exclusivos 799 libros del Vaticano.

Salamanca exhibirá por primera vez en España el "Processus contra Templarios".

Este es el documento que exculpa a la Orden del Temple de cualquier acusación.

El injusto juicio a la Orden del Temple
Acusaciones:

La historia registra que el Gran Maestre de los templarios, Jacques de Molay, un 18 de marzo de 1314, subiendo a la hoguera en la Isla de Francia, en París, maldijo, por lo que se hizo para cerrar la orden, al rey francés Felipe el Hermoso y al papa Clemente V.

El Papa murió un mes después de disentería; el rey francés, el 29 de noviembre de ese año, por una caída del caballo.

Y según diversas leyendas, Molay habría maldecido a la casa real francesa "hasta la decimotercera generación", justamente la de Luis XVI, muerto en la guillotina durante la Revolución francesa.
Jacques de Molay

Jacques de Molay, el último Gran Maestre de la orden

Entre las acusaciones que se lanzaron contra la Orden del Temple estaban la de contar con ritos iniciáticos que anteponían la Orden a la Iglesia romana, de practicar la sodomía, de haber cedido ante el islam y la herejía de los cátaros, de haberse erigido en custodios del Grial (cáliz de la Última Cena) y de querer para Europa un reino teocrático, con poder espiritual y temporal en un mismo monarca.

El pergamino de Chinon
El documento contiene la absolución impartida por Clemente V al último Gran Maestre del Templo, el fraile Jacques de Molay, y a los demás jefes de la orden después de que estos últimos hicieran acto de penitencia y solicitaran el perdón de la Iglesia.

Tras la abjuración formal, obligatoria para todos aquellos sobre los que recayera la sospecha de herejía, los miembros del Estado Mayor templario son reintegrados en la comunión católica y readmitidos para recibir los sacramentos.

Perteneciente a la primera fase del juicio contra los Templarios, cuando Clemente V todavía estaba convencido de poder garantizar la supervivencia de la orden religiosa y militar, el documento responde a la necesidad apostólica de eliminar de entre los frailes guerreros la infamia de la excomunión en la que se habían enredado solos al admitir que habían renegado de Jesucristo bajo las torturas del inquisidor francés.

Como confirman distintas fuentes de la época, el papa "comprobó" que entre los templarios se habían insinuado graves formas de malas costumbres y planificó una reforma radical de la orden para fundirla después en una única institución con otra gran orden religiosa-militar, la de los Hospitalarios.

No obstante, la verdad fue que la austeridad noble de los templarios contrastó fuertemente con el lujo, vanidad, codicia y violencia de los caballeros seculares.

El acto de Chinon, que no disuelve a los templarios sino que los absuelve, era la base necesaria para la reforma, pero se quedó en papel mojado.

La monarquía francesa reaccionó desencadenando un auténtico mecanismo de chantaje que obligaría posteriormente a Clemente V al ambiguo compromiso aprobado en 1312 durante el Concilio de Vienne.

Al no poder oponerse a la voluntad del rey de Francia, Felipe el Hermoso que imponía la eliminación de los templarios, el papa eliminó la orden de la realidad de la época sin condenarla ni abolirla, sino más bien aislándola en una especie de "hibernación" gracias a un hábil artificio del derecho canónico.

Tras haber declarado expresamente que el proceso no había probado la acusación de herejía, Clemente V suspendería la orden de los templarios mediante una sentencia no definitiva dictada por la necesidad superior de evitar un gran peligro para la Iglesia, con la prohibición bajo pena de excomunión de continuar usando el nombre y los signos distintivos.

LA ORDEN DEL TEMPLE
La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (latín: Pauperes commilitones Christi Templique Solomonici), comúnmente conocida como los caballeros templarios o la Orden del Templo (francés: Ordre du Temple o Templiers) fue una de las más famosas órdenes militares cristianas.

Esta organización se mantuvo activa durante poco más de dos siglos.

Fue fundada en 1118 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens y Godofredo de Saint-Omer, con otros siete caballeros franceses, con el fin de amparar y socorrer a los peregrinos que acudían a visitar los Santos Lugares, la mayor parte de los cuales corría el peligro de caer en manos de ladrones y sarracenos.

Nombres de los nueve caballeros templarios


Con el título de "pobres soldados de Jesucristo" profesaron ante el patriarca de Jerusalén en 1118, haciendo votos de pobreza, castidad, obediencia y se comprometieron a defender a los peregrinos y asegurar el tránsito por los caminos que llevaban a Tierra Santa.

El fundador y maestre Hugo de Payens visitó Francia, Inglaterra, Portugal, Castilla, Aragón y otros reinos, en todos ellos recibió una gran acogida.

A su finalidad primitiva se unió la de la lucha contra el infiel, y esto les llevó a tomar parte en las cruzadas y en las guerras contra los reinos musulmanes de la península Ibérica siendo su papel muy relevante en la conquista cristiana de nuestras tierras.

Aprobada de manera oficial por la Iglesia católica en 1129, la Orden del Temple creció rápidamente en tamaño y poder.

Los caballeros templarios empleaban como distintivo un manto blanco con una cruz roja dibujada.

Los miembros de la Orden del Temple se encontraban entre las unidades militares mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas.

Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica a lo largo del mundo cristiano, creando nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco, y edificando una serie de fortificaciones por todo el Mediterráneo y Tierra Santa.

El éxito de los templarios se encuentra estrechamente vinculado a las Cruzadas. Felipe IV de Francia, considerablemente endeudado con la orden, comenzó a presionar al papa Clemente V con el objeto de que este tomara medidas contra sus integrantes.

En 1307, un gran número de templarios fueron arrestados, inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente quemados en la hoguera.

En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe y disolvió la orden.

La brusca desaparición de su estructura social dio lugar a numerosas especulaciones y leyendas, que han mantenido vivo el nombre de los caballeros templarios hasta nuestros días.

Sello de los caballeros templarios, con su conocida imaSello de lo caballeros templariosgen de dos caballeros subidos en un caballo, símbolo de su inicial pobreza

El texto está escrito en caracteres griegos y latinos "Sigillum Militum Xpisti" que significa: "El sello de los soldados de Cristo".

Las llamas que abrasaron vivo en 1314 al Gran Maestre Jacques de Molay no lograron destruir ni el mito ni el prestigio de los templarios.

Siguiendo procedimientos que hoy se llamarían estalinianos, el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, torturó, obligó a confesar y asesinó en la hoguera a los principales jefes de los templarios, logrando hacerse con su inmenso patrimonio territorial, inmobiliario y bancario.


Pero la Historia no perdona, y la publicación de las actas del proceso volverá a mostrar la injusticia cometida por el monarca aprovechando la debilidad de un papa francés, Clemente V, que residía en Avignon y se doblegaba demasiado a las indicaciones del rey.


Templarios en la hogueraAl mismo tiempo, sacar a la luz la injusticia del proceso que justificó la decisión de Clemente V de suprimir la histórica orden militar abre las puertas a una posible reconstitución, no ya para fines bélicos sino al estilo de otras grandes órdenes militares que han sobrevivido hasta nuestros días:

La Orden del Santo Sepulcro y la Orden de Malta, nacida en el hospital de San Juan de Jerusalén junto al Santo Sepulcro, mientras que la de los "pobres compañeros de Cristo" se creó en el templo de Salomón, en la actualmente llamada "explanada de las mezquitas".

El famoso "viernes y 13" que pasaría a ser símbolo de días aciagos tuvo lugar el 13 de octubre del 1307 con un golpe de mano que incluyó el arresto simultáneo de los principales caballeros.

El rey les había convocado en París el 12 de octubre para los solemnes funerales de su cuñada Catherine de Courtenay, y al amanecer del día siguiente asestó el golpe definitivo en la capital y en todos los rincones del reino.

Más que un proceso, lo que se desencadenó fue una avalancha de torturas salvajes contra los caballeros, que eran a la vez monjes y soldados, obligándoles a confesar los delitos más viles, y precisamente, los más contrarios a los ideales por los que continuamente se jugaban la vida:

Blasfemia, sacrilegio, sodomía y complicidad con los musulmanes.

Felipe IV el Hermoso, presentó ante los tribunales de la Inquisición acusaciones tan falsas como escabrosamente detalladas que, como era de esperar, fueron consumidas ávidamente por la opinión publica y le permitieron no solo consumar el despojo, sino presionar tanto a los tribunales como al Papa y a otros monarcas europeos que terminaron sumándose al saqueo de los despojos, con las honrosas excepciones de Escocia y de Portugal, donde los templarios pasaron a llamarse "Orden de Cristo".

El manuscrito perdido en el siglo XVII, y que ahora se hará público en una cuidadosa edición de solo 799 ejemplares, es el llamado "papel de Chinon" por haber sido escrito en Chinon, diócesis de Tours, entre los días 17 y 20 de agosto de 1308.

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