El niño fenómeno intelectual y paranormal, llamado Boriska, tiene como madre a Nadezhda, una dermatóloga de una clínica pública rusa, que se graduó en el Instituto Médico de Volgograd en 1991. El padre es funcionario público.
Científicos rusos asumen públicamente sus investigaciones sobre espiritualismo, abordando la reencarnación, reconocida científicamente, y la existencia de vida extraterrestre.
He aquí el texto completo, traducido de un reportaje del periódico PRAVDA, firmado por el periodista y científico Gennady Belimov.
El 11 de Enero de 1996, un niño no común, nació en la ciudad Volzhsky, en la región de volgograd en Rusia. Su madre Nadezhda Kipriyanovich, describe el trabajo del parto: "Fue muy rápido y no sentí dolor. Cuando me mostraron el bebé, me miraba fijamente con sus grandes ojos castaños. Como médica, se que no es habitual entre recién nacidos, esa mirada concentrada. Excepto este hecho, parecía un bebé normal".
Cuando salió de la maternidad de vuelta al hogar, Nadezhda comenzó a percibir que el niño llamado Boris, tenía un comportamiento singular: raramente lloraba y nunca solicitaba alimento. Crecía como los otros niños, pero comenzó a hablar frases enteras a los ocho meses. Con año y medio, leía periódicos. Los padres le dieron un juego de piezas para montar figuras y él comenzó a elaborar piezas geométricas, combinando diferentes partes con precisión. “Tenía la impresión de que nosotros éramos como aliens para él, aliens con los que él estaba intentando comunicarse" – dijo la madre de Boris o Boriska como es llamado por la familia.
Boriska comenzó a diseñar figuras que a primera vista eran abstracciones, en las cuales se mezclaban tonos de azul y violeta. Cuando psicólogos examinaron los diseños dijeron que el muchacho estaba probablemente intentando representar el aura de las personas que veía a su alrededor.
A los tres años, Boris comenzó a conversar con sus padres sobre el universo. Sabía nombrar los planetas del sistema solar y sus respectivos satélites. Hablaba también de nombres y número de galaxias. Eso asustaba y la madre pensó que su hijo estaba fantaseando, por eso resolvió comprobar si aquellos nombres realmente existían. Consultó libros de astronomía y quedó impactada al constatar que Boris, de hecho, sabía mucho sobre aquella ciencia.
Los rumores sobre el “niño-astrónomo” se extendieron rápidamente en la ciudad. Boriska se volvió una celebridad local y las personas comenzaron a visitarlo para oírlo hablar sobre civilizaciones extraterrestres, sobre la existencia de antiguas razas humanas, cuyos individuos median tres metros de altura, sobre el futuro del planeta en función de cambios climáticos. Todos oían aquellas cosas con gran interés, no obstante no creyesen en las historias.
Los padres decidieron bautizar a su hijo, pensando que tal vez fuese una cuestión espiritual, pues creían había algo errado en Boris. Pero el fenómeno no cesó: Boriska comenzó a hablar a las personas sobre sus pecados. Un día en la calle, abordó a un muchacho y lo amonestó por usar drogas; hablaba con ciertos hombres, para que dejaran de pegarle a sus mujeres: prevenía a las personas sobre la inminencia de problemas y enfermedades.
“Existe una teoría de que el cerebro humano posee dos tipos básicos de memoria: La memoria de trabajo (consciente, voluntaria) y la memoria remota. Una de las habilidades del cerebro es salvar informaciones sobre la experiencia, sean emociones o pensamientos, una dimensión que trasciende al individuo. Esas informaciones son capturadas por un singular campo de información que hace parte del universo. Pocas personas son capaces de tener acceso a las informaciones contenidas en ese campo”.
“Aún”, según Lugovenko, “es posible medir las facultades extra-sensoriales de las personas con auxilio de equipos especiales y a través de procedimientos muy simples”.
Científicos de todo el mundo se han empeñado en la investigación de esos fenómenos, a fin de revelar el misterio de estos niños extraordinarios como el del muchacho Boris.
Un dato interesante es que en los últimos 20 años, bebés dotados de habilidades infrecuentes han nacido en todos los continentes. Los especialistas llaman a estos niños “niños índigo” o “niños azules”, posiblemente una referencia al avatar hindú Khrisna que, según la leyenda era azul. “Boriska es uno de esos niños”.
Aparentemente, los “niños azules” tienen la misión especial de promover cambios en nuestro planeta. Muchos de ellos tienen las espirales del DNA notablemente perfectas, lo que confiere una increíble resistencia del sistema inmunológico, capaz de neutralizar la acción de virus AIDS (SIDA). He encontrado niños así en la China, India, Vietnam, entre otros lugares y estoy cierto que esta generación cambiará el futuro de nuestra civilización.
En cuanto las agencias espaciales intentan encontrar señales de vida en el planeta Marte, Boriska a los 9 años, relata a sus parientes y amigos, todo lo que se sabe sobre la civilización marciana, informaciones que él recuerda de esa vida pasada.
Científicos rusos asumen públicamente sus investigaciones sobre espiritualismo, abordando la reencarnación, reconocida científicamente, y la existencia de vida extraterrestre.
He aquí el texto completo, traducido de un reportaje del periódico PRAVDA, firmado por el periodista y científico Gennady Belimov.
El 11 de Enero de 1996, un niño no común, nació en la ciudad Volzhsky, en la región de volgograd en Rusia. Su madre Nadezhda Kipriyanovich, describe el trabajo del parto: "Fue muy rápido y no sentí dolor. Cuando me mostraron el bebé, me miraba fijamente con sus grandes ojos castaños. Como médica, se que no es habitual entre recién nacidos, esa mirada concentrada. Excepto este hecho, parecía un bebé normal".
Cuando salió de la maternidad de vuelta al hogar, Nadezhda comenzó a percibir que el niño llamado Boris, tenía un comportamiento singular: raramente lloraba y nunca solicitaba alimento. Crecía como los otros niños, pero comenzó a hablar frases enteras a los ocho meses. Con año y medio, leía periódicos. Los padres le dieron un juego de piezas para montar figuras y él comenzó a elaborar piezas geométricas, combinando diferentes partes con precisión. “Tenía la impresión de que nosotros éramos como aliens para él, aliens con los que él estaba intentando comunicarse" – dijo la madre de Boris o Boriska como es llamado por la familia.
Boriska comenzó a diseñar figuras que a primera vista eran abstracciones, en las cuales se mezclaban tonos de azul y violeta. Cuando psicólogos examinaron los diseños dijeron que el muchacho estaba probablemente intentando representar el aura de las personas que veía a su alrededor.
A los tres años, Boris comenzó a conversar con sus padres sobre el universo. Sabía nombrar los planetas del sistema solar y sus respectivos satélites. Hablaba también de nombres y número de galaxias. Eso asustaba y la madre pensó que su hijo estaba fantaseando, por eso resolvió comprobar si aquellos nombres realmente existían. Consultó libros de astronomía y quedó impactada al constatar que Boris, de hecho, sabía mucho sobre aquella ciencia.
Los rumores sobre el “niño-astrónomo” se extendieron rápidamente en la ciudad. Boriska se volvió una celebridad local y las personas comenzaron a visitarlo para oírlo hablar sobre civilizaciones extraterrestres, sobre la existencia de antiguas razas humanas, cuyos individuos median tres metros de altura, sobre el futuro del planeta en función de cambios climáticos. Todos oían aquellas cosas con gran interés, no obstante no creyesen en las historias.
Los padres decidieron bautizar a su hijo, pensando que tal vez fuese una cuestión espiritual, pues creían había algo errado en Boris. Pero el fenómeno no cesó: Boriska comenzó a hablar a las personas sobre sus pecados. Un día en la calle, abordó a un muchacho y lo amonestó por usar drogas; hablaba con ciertos hombres, para que dejaran de pegarle a sus mujeres: prevenía a las personas sobre la inminencia de problemas y enfermedades.
“Existe una teoría de que el cerebro humano posee dos tipos básicos de memoria: La memoria de trabajo (consciente, voluntaria) y la memoria remota. Una de las habilidades del cerebro es salvar informaciones sobre la experiencia, sean emociones o pensamientos, una dimensión que trasciende al individuo. Esas informaciones son capturadas por un singular campo de información que hace parte del universo. Pocas personas son capaces de tener acceso a las informaciones contenidas en ese campo”.
“Aún”, según Lugovenko, “es posible medir las facultades extra-sensoriales de las personas con auxilio de equipos especiales y a través de procedimientos muy simples”.
Científicos de todo el mundo se han empeñado en la investigación de esos fenómenos, a fin de revelar el misterio de estos niños extraordinarios como el del muchacho Boris.
Un dato interesante es que en los últimos 20 años, bebés dotados de habilidades infrecuentes han nacido en todos los continentes. Los especialistas llaman a estos niños “niños índigo” o “niños azules”, posiblemente una referencia al avatar hindú Khrisna que, según la leyenda era azul. “Boriska es uno de esos niños”.
Aparentemente, los “niños azules” tienen la misión especial de promover cambios en nuestro planeta. Muchos de ellos tienen las espirales del DNA notablemente perfectas, lo que confiere una increíble resistencia del sistema inmunológico, capaz de neutralizar la acción de virus AIDS (SIDA). He encontrado niños así en la China, India, Vietnam, entre otros lugares y estoy cierto que esta generación cambiará el futuro de nuestra civilización.
En cuanto las agencias espaciales intentan encontrar señales de vida en el planeta Marte, Boriska a los 9 años, relata a sus parientes y amigos, todo lo que se sabe sobre la civilización marciana, informaciones que él recuerda de esa vida pasada.
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